A VUELTAS CON EL NUEVE.

Todos nos sabemos, o deberíamos sabernos de memoria, la tabla de multiplicar del 9…  Ya saben, eso que recitábamos en nuestra más tierna infancia de… 9×1=9, 9×2=18, 9×3=27…. Acompañado de esa entonación y melodía que le daba la inercia necesaria para cantarla del tirón sin dudar en una sola operación.

Pues bien, la gente del Toro debemos ser un poco torpes, cosa que no creo, porque se nos han atragantado las cuentas con éste dichoso número, el 9. Número éste, que se repite constantemente en las cabezas de aficionados y profesionales de lo taurino, como si de un número «maldito» se tratase.
No terminamos de comprender, el porqué de éste agravio comparativo respecto al resto de expresiones culturales de nuestro país durante el proceso de «desescalada».

Para que se entienda, lo que quiero decir es que, yo me encierro, y recalco, encierro, en un cine, teatro, salón de actos… Sin ventanas, ventilación natural y en un espacio reducido…. Y sólo con mantener una distancia de 2 metros entre los espectadores de la sala, medidas de seguridad e higiene a parte, estaría a salvo de contraer el dichoso COVID-19, ésto sería, un espacio de unos 4m² por persona.

Pero sin embargo, asistimos a una Plaza de Toros, al aire libre, y con un espacio bastante más amplio del que dispone una sala de cine al uso, y tenemos que mantener un espacio de 9 m² entre espectadores, y claro, no me gustaría ser yo quien pusiera en duda las medidas del Gobierno, pero claro, tampoco puedo evitarlo, me va la marcha.

Debe ser, porque los taurinos somos altamente infecciosos y propagamos el virus con más facilidad que los aficionados al cine, o quizá, sea para que dispongamos de espacio suficiente para protestar, o para que toquemos «palmas de tango» sin invadir el espacio vital de la persona que tengamos al lado, o para poder colocar el bocadillo en los asientos colindantes y no tener que cargar con él durante los primeros toros de la tarde, quizás sea también, para que el humo del puro no moleste a nuestros vecinos en el tendido…. Daremos gracias al gobierno por poner tanto celo a la hora de velar por nuestra seguridad durante los festejos taurinos.

La verdad es que estaría muy feo, pensar que todo fuese una maniobra política para desestabilizar al sector, se me ocurre, que tal vez hiciese falta que Morante, El Juli o Ponce, saliesen haciendo el símbolo de la ceja emulando a los Almodóvar, Bardem o Boris Izaguirre, o que hay una obsesión en un sector del Gobierno por erradicar todo aquello que evoque a la España más tradicional y arraigada, o que la fijación del lobby animalista por destrozar y terminar con La Fiesta a cualquier precio, pudiera estar detrás de alguna de éstas medidas… Verdaderamente, nos ponen muy difícil no pensar, aunque sea de refilón, que algo de lo anterior pudiera ser cierto.

Con la «regla de los 9 metros» en la mano, Las Ventas, primera plaza del mundo, Catedral del Toreo, que tiene una capacidad cercana a las 24.000 personas; en el mejor de los casos, podría albergar como máximo unas 2.000 personas, lo que supone menos de un 10% de los asientos, mientras que en otros sectores se busca aplicar un 30% del aforo, incluso se está deslizando que pudiera ser de un 50% en ciertos negocios y establecimientos.

¿Se imaginan una plaza portátil, de las que nos podemos encontrar en cualquier pueblo que puede tener alrededor de 300 localidades? Pues extrapolando cifras, podrían entrar unas 27 personas. ¿Ridículo no? Quedaría todo como muy íntimo, muy recogido, casi como en familia.
Cualquier Ayuntamiento, Comisión o Asociación en sus cabales renunciará a realizar un festejo en esas condiciones, por lo tanto, no se celebrarán festejos.

¿Veís? Yo no quería, pero me ha sido inevitable pensar mal, llámenme loco, quizás tengan razón, pero hagan ustedes mismos ésta reflexión.
No pedimos, ni mucho menos, un trato de favor hacia nosotros, nada más lejos de la realidad, lo que sí pedimos es una actuación responsable y un trato ecuánime al que se va a tener con el resto de expresiones culturales en España.

No nos creemos más que nadie, ni lo pretendemos ser, pero por supuesto, que no somos menos que ninguno, son miles de familias las que viven de la tauromaquia, dependen de la economía que genera directa e indirectamente éste sector, y no podemos permitir que se les obvie y subestime como si no existiesen.

Somos la expresión cultural por antonomasia en España, por la cual se nos reconoce en todos los rincones del mundo, y se nos tiene que tratar en consecuencia, como al resto. El futuro de la tauromaquia está en juego como pocas veces lo había estado, y está en manos de todos nosotros no pecar de conformistas, y presionar, apretar, por todos los medios posibles, y con las herramientas que cada uno tenemos a nuestro alcance, sin medias tintas, debemos reclamar justicia para con la tauromaquia.

En más de una ocasión, tengo que reconocer que he discrepado con ciertas actuaciones de la Fundación Toro de Lidia, quizás pecando demasiado de ortodoxo (puede ser), pero en éstos momentos, se me antoja estratégica y fundamental la labor de la Fundación en la relación del mundo del Toro con los representantes públicos, que al final, son los que tienen nuestro futuro en sus manos.

Como el Presidente del Gobierno dijo al principio de todo ésto, «entramos en ésta pandemia todos juntos, y saldremos de ella todos juntos, el Gobierno no permitirá que nadie se quede atrás» … De momento, ya nos hemos quedado fuera en el reparto de los 75 millones que han anunciado hoy que se van a destinar para ayudar a la cultura, la primera en la frente. Querido Pedro, esperemos que la tauromaquia y su gente no seamos los que se queden rezagados en el pelotón, porque no será porque no queramos dar pedales para avanzar, sino porque nos estáis queriendo sacar la cadena del plato sin que nos demos cuenta.

Sergio Celada Caminero, en Grijota, a 6 de Mayo de 2020