Antes de nada, me gustaría pediros disculpas, hace ya un par de semanas que no acudo a la cita con «El Burladero de Celada», la acumulación de trabajo y varios asuntos personales me han tenido apartado del teclado y con la mente puesta en otros menesteres. Sin más, allá vamos, volvemos a la carga y ésta vez, la cosa viene caliente.


Durante éstos días en los que el desconfinamiento se ha hecho más que palpable, y nuestras calles vuelven a recuperar el pulso normal, estamos siendo testigos de cómo muchos movimientos asociativos, están trasladando sus reivindicaciones a las calles.


Atrás quedan ya las manifestaciones y campañas online, que durante el confinamiento se han desarrollado en nuestras redes sociales.
Éste fin de semana, la gente del Toro nos hemos hechado a las calles, alrededor de nuestros templos hemos salido a reclamar lo que consideramos justo para con nuestra querida Tauromaquia.


Y esque aficionados y profesionales nos sentimos discriminados, ninguneados además de altamente damnificados por la actuación y ayudas repartidas por el Ministerio de Censura (me referiré así al Ministerio de «Cultura» hasta que considere a todas las expresiones culturales de España por igual) con la Tauromaquia, que por no considerarnos, directamente ya ni se nos menciona en sus documentos.


Parece ser que el sectarismo que marca la hoja de ruta del Gobierno con nosotros, les hace olvidar que somos la expresión cultural por antonomasia en España, somos el segundo espectáculo de masas sólo por detrás del «todopoderoso» fútbol, y somos Patrimonio Inmaterial de la Humanidad reconocido por la UNESCO y el Senado Español nos ha reconocido como Patrimonio Cultural de la nación.


Pero éstos inquisidores modernos del siglo XXI, no contentos con dejar desamparadas a miles de familias y trabajadores de éste sector, se ha tomado la libertad de ofrecernos una limosna, un gesto «caritativo», que de caridad tiene poco, más bien es un «Beso de Judas». Sabedores y conocedores de que la Tauromaquia la mantenemos en un alto porcentaje los aficionados, y no depende del pesebre bien lleno que se les procura a otras expresiones culturales, (no las nombraré para no herir sensibilidades a la gente del cine y el teatro) se han atrevido a pegarnos un puyazo de la única manera que podían hacerlo, limitando y topando los aforos.


«En espacios culturales al aire libre, se podrá albergar un tercio del aforo, siempre que se guarde la distancia de seguridad y nunca sobrepasando los 800 espectadores»
¡TÓCATE LOS HUEVOS!
Ni a la mente más retorcida que nos imaginemos se le habría ocurrido una manera más sutil de dar un golpe bajo a su enemigo, es diabólicamente brillante.
Es decir, que una plaza como Las Ventas, con una capacidad para albergar cerca de 25.000 personas, ni tan siquiera podríamos asistir una tercera parte del aforo, unas 8.300 personas más o menos, sino que, como máximo, podrían asistir 800, esto dicho de otra manera, han buscado la manera de convertir La Fiesta en una actividad deficitaria.


Saben que en situaciones normales no necesitamos sus limosnas, saben que no nos controlan con el riego de millones de euros que lapidan en producciones de cine infumables a cambio de ganarse el respaldo mediático, y saben, por supuesto, que la única manera de buscar el fin de la Tauromaquia, es alejando a los aficionados de las Plazas, y ahogando y dando caza al máximo el epicentro de todo ésto, el Toro.


Por dejar a los ganaderos de bravo desamparados, sin ayudas, sin un balón de oxígeno al que agarrarse, por dejar que miles de Toros bravos desfilen devaluados y sin honores hacia la muerte en fríos mataderos junto al resto de animales, no siendo el Toro bravo un animal como otro cualquiera. Castigando a los cimientos, hacen retumbar la estructura del edificio, pero se han encontrado que la gente de ese edificio, ha salido de paseo a decirles, que la Cultura y las Tradiciones, pertenecen al pueblo que las ha cuidado y perpetuado a lo largo de los siglos, nunca pertenecerán ni a sus gobernantes ni a los políticos de turno, que siempre nos han utilizado como arma arrojadiza en una u otra dirección.


No queremos morir asfixiados por un Estado que no trata a todos sus ciudadanos por igual, que discrimina dependiendo de lo cómodo y sumiso que seas para con el Gobierno, y que te acorrala y señala cada vez que no comulgues con sus dogmas.
Nos negamos a ser discriminados únicamente por nuestra forma de vida, por nuestra manera de expresarnos, por pertenecer a un sector cultural que incomoda a sus gobernantes, vendidos a los lobbys y movimientos animalistas.


Por eso, hemos salido a la calle, de manera civilizada y respetando en todo momento las medidas de seguridad, pero para hacernos oír y que les quede bien claro que existimos y que merecemos que en ésta situación atiendan a las necesidades de las miles de familias que viven de la Tauromaquia y que se han visto sin trabajo y por ende, sin ingresos, durante éstos meses de inactividad. A pedirles que se nos apliquen las mismas medidas de aforos y que se nos trate de manera ecuánime respecto al resto del sector cultural.


Pero sobretodo para decirles e informarles, de que estamos aquí, de que nos están obligando a hacer cosas que nunca han sido propias de la gente del Toro, nos están empujando al «activismo taurino», y no estamos dispuestos a quedarnos con las manos en los bolsos, plantaremos la batalla.
Por todo ésto, hoy quiero hacer mía la modificación de un «slogan» que se ha puesto muy a la orden del día en éstas semanas:
«TAUROMAQUIA LIVES MATTER»


BUSQUEMOS TODOS LOS PUNTOS QUE NOS UNEN Y DEJEMOS A UN LADO INTERESES PERSONALES Y EGOS, EL TORO NOS NECESITA UNIDOS POR LA CAUSA, NI UN PASO ATRÁS.